Coincidimos con los repartidores de las bolsas de comida que las familias dan para que las lleven al lugar de trabajo del hombre o mujer. Había infinitas bolsas de comida y muchos repartidores preparando todo para colocar los paquetes en las bicicletas y partir.
Vivimos la experiencia de comprar un libro "pirata" (me había acabado el tercero de Stieg Larsson y necesitaba otro para la vuelta...), regateamos de forma ya casi profesional en un mercado, caminamos dando paseos por Churchgate y ya no nos timaban con el taxi.
Ya nos vamos, y nos lleva un taxista (el peor conductor del mundo hasta el momento) al aeropuerto, con las maletas atadas al techo del coche. Nos tenía que pillar el monzón a 5 minutos del aeropuerto, por supuesto, y con las maletas mojadas, nos despedimos rápidamente del taxista y pasamos el control para entrar al aeropuerto. Solo pueden entrar viajeros (no me estraña, si no, estaría lleno de tenderetes, xD)
El aeropuerto de Mumbai es un congelador, donde no hay sillas si esperas para facturar, y acabas comiendo en el suelo en algún rincón.
Aguantamos como podemos y a las 2.20 de la madrugada, sale el vuelo hacia London.
Ahora lo pienso y me parece lejano, pero la gente tiene razón cuando dice que uno vuelve cambiado después de visitar este país asiático.
Realmente vivimos muy bien. Y nos quejamos.
Como dijo Pablo Neruda, "nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos".
:)

0 comentarios:
Publicar un comentario